Desde hace un buen tiempo, quería escribir este post, por el simple hecho que todos se informaran como son los embarazos de una mamá celíaca; porque si bien todos los embarazos son distintos en cada mujer, los embarazos de una mujer celíaca se parecen en algo en particular: es obligatorio en todo el embarazo, seguir una dieta libre de gluten.
Escúchame futura mamá, si eres celíaca o sensible al gluten: tu dieta libre de gluten debe seguir estrictamente, y más en esta etapa especial.
Recalco esto, porque tengo una amiga celíaca que en una ocasión me contó, que su médico prácticamente la obligó a consumir gluten en todo el embarazo, a sabiendas que era celíaca. Escuche esta versión, y la verdad, me indigné tanto por tanta ignorancia que hay sobre la enfermedad. Gracias a Dios, su hijo nació sano y salvo y ella también salió bien, sólo que durante los 9 meses, ella sufrió por los estragos que el gluten le ocasionaba.
A ella, que sé que me está leyendo, va este post.
Mis intentos por salir embarazada
Luego de que me casé con César, me mudé a mi nuevo hogar y bueno, tenía la idea que si quería salir embarazada, era obligatorio que sea de inmediato ya que mi reloj biológico jugaba en contra.
Visite a varios ginecólogos, por recomendación de amistades, y todos me decían lo mismo: el salir embarazada, no es de un momento a otro, toma tiempo y si eres celíaca, tomará más tiempo todavía. Si pasado el año, no sales embarazada, se te hará un tratamiento.
Vino a mi mente una conversación por chat, que tuve con una amiga celiaca argentina, quien con mucho pesar, me contó que perdió a su hijo porque no se le diagnostico a tiempo la celiaquía, y su embarazo no resultó. Pero yo tenía a convicción de que conmigo la historia sería diferente, yo iba a salir embarazada, y mi embarazo si iba resultar; además yo seguía mi dieta libre de gluten y mi hemoglobina estaba en el rango correcto.
No obstante, pasaban los meses y nada. Cada día que pasaba, era un tiempo perdido menos. Sin embargo, tampoco no quería que esta situación afectara mí recién iniciado mi matrimonio, que aunque César no decía nada, en el fondo percibía que yo quería tener hijos urgentemente; y más, cuando mi hermana ya tenía un bebé.
Después de acudir a mi cita de un último ginecólogo recomendado, me dio las pautas certeras de cómo lograr mi embarazo, coincidiendo exactamente con mi periodo de ovulación. Menos mal que yo soy regular, así que con calendario en mano, seguí las instrucciones del médico.
Mi primer retraso, y dio positivo
Habían pasado varios meses desde que me casé y seguíamos intentándolo; hasta que llegó el décimo mes, y noté mi primera falta de regla en el primer día que debería venir. Me llené de emoción y de muchos nervios.
– Hay que esperar que sucede al día siguiente – pensé.
Así pasó una semana y seguía la ausencia. Hasta que en el octavo día de ausencia, me desvanecí, menos mal César estaba ahí y me ayudó. Eso nunca me había pasado, así que con prueba de orina en mano salimos de dudas: DIO POSITIVO. Las dos rayitas que tanto habíamos soñado aparecían; César y yo llorábamos de la emoción.
Posteriormente, me hice los análisis de sangre y positivo también. Luego, mi ginecólogo me mandó la orden para hacerme los exámenes de rutina y todo conforme. Cuando se lo contamos a la familia, ni que decir, era alegría entre todos. La verdad es que sólo a las amistades, no mencionamos nada, en un principio ya que queríamos esperar los 3 meses, para ver si mi embarazo era viable. El primer mes, todo bien, salvo por ese desvanecimiento que tuve, no había tenido otros síntomas.
Continuará...
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