lunes, 5 de junio de 2017

Los hijos de una Mamá Celíaca (Los míos)

Tengo dos hijos pequeños, uno de 1 año y el otro de 3 años. Desde que nacieron, mi esposo y yo siempre queremos darle lo mejor de todo; y el tema de la salud y alimentación ha sido siempre nuestra principal preocupación.

El primer año, no tuve mayor problema pues su alimentación era exclusivamente leche materna. Gracias a Dios, tenía leche. Pero conforme fueron pasando los meses, había algo que me preocupaba bastante: su alimentación.
Si bien la celiaquía, como enfermedad,  no se hereda, sí puedo transmitirle a mis hijos el gen del celíaco. Si tuvieran el gen, su alimentación tendría que ser regulada pues corren el riesgo de desarrollar la enfermedad, en cualquier momento y eso no quiero para mis hijos. Ya sufrí bastante , como para verlos sufrir a ellos.

Por indicación médica, me recomendaron que mis hijos comieran de todo, inclusive todo lo que tenga gluten, pero en pocas cantidades, hasta los 3 o 4 años de edad, donde se les puede hacer un examen de sangre.

Si bien son pequeños ahora, no les he notado síntomas que indiquen que han desarrollado la enfermedad. Ellos consumen gluten en pocas cantidades, pero debo ser sincera que a veces no me dan ganas de darle alimentos con gluten, por temor.

Como mamá celiaca, el dilema que tengo es en la hora de la comida, pues mis hijos me pueden pedir que les alcance un pan con trigo o algo que tenga gluten… así que debo tener mis precauciones.

Recuerdo que en una ocasión, una mamita celíaca hacía el sacrificio de probar la papilla con gluten de su bebe, antes que él la consumiera, para ver cómo estaba de sabor, o si estaba frío o caliente; y la mamita se llenaba de ampollas. Ese es uno de los sacrificios, por los que una mamá celiaca pasa. Y bueno, yo si bien evito probar la comida de mis hijos (prefiero que mi esposo lo pruebe, o la niñera), cuando no está ninguno, debo hacerlo yo, y tan pronto pruebo la comida, me voy corriendo al baño a lavarme o enjuagarme la boca y lavarme las manos.





Hace poco, mi esposo trajo una bolsa llena de pan de yema, y a mi hijo mayor se le antojó el pan. Me pidió abrir la bolsa y que le diera un pan. Yo no podía negarme a mi hijito, y me pidió que le alcanzara el pan. Lo tuve que hacer, y después salí corriendo al baño a lavarme la mano. Luego, mi hijito preguntó:




-¿Qué pasó mamá?-me preguntó mi hijo- ¿por qué te fuiste corriendo?
-Para lavarme la mano hijito, ese pan me cae mal –le respondí
-¿Y a los niños le cae mal ese pan, mamá? –me preguntó mi hijito nuevamente
-A algunos sí, mi hijito –le respondí

Me extendió sus brazos para que le diera un abrazo, con sus manitas llenas de migajas de pan.

-No puedo negarme a abrazo de mi hijito –me dije

Lo abracé mucho, espero que mis hijos no sean celíacos.

En mi humilde opinión los niños deben comer de todo, siempre necesitan la mayor cantidad de nutrientes desde su nacimiento. Sin embargo, hay que ver cómo reaccionan ante determinados alimentos. Yo, siempre estoy al pendiente, si presentan alguna reacción a la comida, acordándome cuando era niña y todo me empezaba a caer mal. Espero estarlo haciendo bien.



Más adelante les haré el examen a mis hijos, y debo reconocer que es un tema que me quita el sueño, todos los días. Lo único que me alivia, es que sabría qué hacer.  Lo difícil, sería explicarles que cosa no deben comer; es doloroso decirle a un niño, que no coma tal cosa porque le cae mal; mientras ve los otros niños lo hacen, y si es dulce, peor todavía. Aun así pienso que el niño puede aprender a seguir una dieta libre de gluten, hay comidas y dulces muy ricos, que podrían disfrutar.

Desde aquí va mi admiración a todas las madres celíacas, madres con hijos celíacos y sensibles al gluten, que día a día luchan por el bienestar de sus hijos. Saludos a todas ellas.


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