miércoles, 5 de julio de 2017

Lo difícil de sacar unas "muestras" a mis hijos



En mi post anterior comenté que llevé a mis hijos al gastroenterólogo para que los examinaran y viera a que se debe sus problemas de salud. Los dos estaban mal del estómago y no presentaban fiebre, sólo estómago suelto y vómitos. También comenté que el gastro hizo un ajuste a la dieta de mis hijos, y me dio la orden para sacarles análisis de sangre y de heces para ellos.

Ahí se viene lo difícil, y toda mamita, papito, abuelita, tío, tía, niñera que atiende a un niño o bebé pequeño, sabe lo difícil que es el tema de los análisis. Aunque hay pequeños que se dejan sacar muestras sin mayor problema, el porcentaje es mínimo.

Ahí en la clínica me dieron los envases esterilizados  para 4 muestras en 4 días diferentes y esperaba la orden para el análisis de sangre. En cuanto al examen de la prueba genética (gen del celiaco) solicité una carta de garantía al seguro a ver si me cubrían esos exámenes. Tardará unos días.
Me explicaron que en cuanto al examen de heces, en caso de mi hijito menor que usa pañal, debo ponerle el pañal al revés y cuando haga su caquita, sacar una muestrita. En el caso de su hermanito, como va al baño, que haga su caquita en el vacín. En ambos casos, no debe caer la pilita. Veré como hago.

-Bueno –pensé- mis hijos ahora se han estreñido, en casa recolectaré las muestras.

Y sucedió lo impensado. Mi hijo mayor me dijo:

-Mamá, quiero hacer caca.

Así que con el frasquito esterilizado en mano, corrimos al baño de la clínica y procedí a explicarle bonito a mi príncipe que debía hacer su caquita en el tarrito. Mamá lo ayudaría. Suena bonito ¿verdad? Mi hijito haría su caquita tranquilamente, y mamá llevaría su muestrita y asunto arreglado. Pues no fue así.
Mi hijito se sentó en el water y cuando sintió que estaba poniendo el frasquito en su potito, se puso a gritar a voz en cuello:

-Sácame eso, mamá!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
-Hijito es rapidito nomás, dame un poquito de caquita
-Noooo mamá, sácame eso – replicó mi hijito.
-Puja hijito, solo necesito un poquito –insistí
Mas señoras detrás del baño, no se que habran pensado cuando escuchaban los gritos de mi hijito… pensarían que lo estaba ahogando en el water.
-Has caca, caramba –le insistí, ya había perdido la paciencia.
-Sácame eso mamá – me gritaba mi hijito -sólo te estoy pegando el frasquito, eso no duele
-Sácameloooooo –me gritó nuevamente mi hijito
Le saqué el frasquito, y vi con tristeza que mi hijito hizo caer bastante caquita en el water y me puse histérica.
-¡¡¡Noooooooooooooooo, perdí la caca!!! –me dije con desesperación, como si hubiera perdido la lotería, que para mí, lo era.
Ahí yo estaba que lloraba.
-¡¡¡¡Perdí la caca!!! –sólo decía con histeria
Y nuevamente, respiré y le dije a mi hijito:
-Hijito, has una caquita más para el frasco, es por tu salud, para ver que tienes, vamos hijo, dale una caquita a tu madre –le insistí
Y entre llanto y grito, me soltó una caquita pequeñita.
-Algo es algo –me dije

Dejé la muestra, que para alegría mía estaba bien. A pesar de ello, seguía molesta con mi hijito por toda la lucha que había tenido. Su papá me dijo:

-Vamos, respira –me dijo- no lo mires así a tu hijo, es pequeño, no es bueno que alimente rencores
Tenía razón César, pero cada vez que me acordaba de todo el escándalo que hizo en el baño por la caca perdida en el water, me desesperaba. Al final me calmé y abracé a mi pequeñin.
Ahora el análisis de sangre. Otra batalla y con dos.
Me tocó agarrar a mi hijito mayor, que gritó como nunca, mientras mi corazón se partía. A mi hijito menor, le tocó a papá agarrarlo y menos mal, no lloró mucho.
Eso sí, papá y yo terminamos medios nerviosos ante tanto grito. Los niños que esperaban afuera del lugar de inyectables, que inocentemente iban al sitio porque sus papás los traían y no sabían porque, cuando se dieron cuenta empezaron a correr y a llorar. Fue una situación trágico cómica. Ojalá e inventarán algo para que nunca tuvieran que pinchar a los niños. A esperar los resultados.

Mientras tanto que papá César me decía:
-Llevaré las caquita de mis hijos los siguientes días –me dijo –en toda mi vida, nunca pensé que me convertiría en delivery de caquitas.
-Mira que buena oportunidad de negocio –le dije – podrías llevar caquitas a los laboratorios.

César me miró de reojo, creo que no le gustó la idea, jajajaja.


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