viernes, 26 de mayo de 2017

Mamá celíaca: me duele el estómago S.O.S





El día de hoy me levanté temprano como todos los días para ir al trabajo. Atendí a mis hijitos dándoles su leche, así disfrutan el poquitito de tiempo que mamá tiene, antes de irse a trabajar. Se los dejé a su papá y me fui al trabajo.
Llegue a mi trabajo y cuando me disponía  a tomar una infusión, me empezó a doler mi estómago, para decirlo de una manera más directa y más cruda: sentí una carga de gases que me invadía, y un embalonamiento total. Pero no entiendo, yo cuido bastante mi alimentación, para que me esté pasando eso. Ayy Dios, volé a baño y me parece que no debo contar que pasó ahí, lo que sí puedo decir es que saliendo del baño necesitaba suero con urgencia.

Sentada en mi escritorio, analicé que comí. No comí gluten, siempre me cuido de eso. Cuando ingiero algo de gluten por contaminación cruzada, tengo un dolor fuerte de estómago acompañado de migraña: conclusión eso no fue. Caí en cuenta que mi esposo, todo amoroso, por el Día de la Madre, me compró un pan con linaza sin gluten en un supermercado, con el fin de mejorar mi digestión. Me había estreñido las últimas semanas y ese pan me lo comía en el desayuno y cena, acompañado de una mazamorra de fruta con linaza. Eso fue!!!! A mí, las semillas no me caen muy bien, sólo puedo comer unas cuantas, aunque para otras personas les resulte poca cantidad la que ingerí, para mí fue mortal.


¿Cómo pueden haber personas que toman linaza todos los días y no les pasa nada? Bueno, van al baño todos los días pero no como a mí. Es que el estómago del celíaco es especial; si bien sigue una dieta libre de gluten, debe tener cuidados especiales.
Me acordé que meses atrás, cuando tuve problemas de estreñimiento, me tomé una “formula mágica” para regularizar mi tracto intestinal; y para mí fue muy fuerte. Otras personas habían tomado la misma preparación pero no lo sintieron tanto como a mí. En ese momento, al médico que acudí, me dijo: no tomes esas cosas, mira que lo que has tomado ha barrido toda tu flora intestinal; mejor toma más agua y come más fruta y problema resuelto. Eso hice, pero no me medí con la linaza.





Hay varios panes sin gluten que venden en el mercado, pero varios de ellos tienen muchas semillas, tienen tantas que hasta siento más el sabor de las semillas que del propio pan.
Por favor, señor fabricante de pan sin gluten, los celiacos en sí no somos estreñidos, claro que tenemos nuestros episodios, pero disminuya la cantidad de semillas a los panes. Yo extraño el pan francés que de niña comía, ese pan limpio con migaja blanquita y el pan de molde blanco que me gustaba quitarle la corteza para darle la mordida a la esperada a la migaja suavecita de pan, delicioso!!! Extraño eso, creo que varios celíacos extrañan eso también, si logran hacer un pan sin gluten así, se ganan mis respetos.
Me fui a ver a otro médico en esta ocasión, que me examinó, me receto unas pastillas y me aconsejó realizarme unos análisis.
Llegué a casa, pensando que mañana sábado debo levantarme temprano para hacerme los análisis. Me recibió mi hijito mayor, César Antonio, con esa sonrisa inocente que tiene, tratando de alegrar a su madre agotada y gasífera. César Antonio no quiso dejar que su madre enfrentara todo este problema estomacal sola, así que se solidarizó conmigo y hasta al baño que acompaño ¡ese es mi hijo! no te preocupes que mamá se recuperará prontito!!!




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