¡El mejor amigo de Mamá Celiaca Cero Gluten se casa!
Saltaba de la alegría, con la efusividad que me caracteriza, a mí me encantan las bodas, son una muestra más que el amor existe.
Mario, mi mejor amigo, seguidor de mi blog, y el protagonista de esta historia, me dijo que yo sería su testigo de su boda religiosa y sería conveniente que llegara temprano a la iglesia. Además me dijo, que tanto su novia Rosita como él, habían informado a la empresa que se encargaría del catering, que hicieran un plato sin gluten especialmente para mí. Me apresuré a contarle a César la buena noticia y a prepararme para ese día.
Llegó en gran día, César y yo nos apresuramos para salir. Me quedé pensando si en verdad, habrá un plato sin gluten para mí.
La boda fue muy emotiva, César y yo nos emocionamos bastante. Después de la ceremonia, camino a la recepción César me compró un paquete de galletas Mumm para que comiera (si bien son para bebé, son libres de gluten) y así no pasar hambre en la recepción. Llegamos al local, y nos ubicamos en una mesa.
Siempre tengo la manía de ver la mesa de los bocaditos, creo que es normal que la gente quiera ver la decoración y que “picar” por supuesto. En mi caso, quería ver si podía encontrar un posible bocadito apto, pero me equivoqué no había nada.
Los mozos empezaron a repartir los bocaditos… todos tenían gluten, por lo que pude ver. No me importó mucho, había comido mis galletitas Mumm y me sentía satisfecha, sólo estaba intrigada que me iban a servir para cenar.
Y llegó la hora de la cena, la organizadora del evento me contactó y me dijo que tenían un plato especial para mí. Las personas de la mesa, sabían que yo era celiaca, así que estaban a la expectativa también, hasta que llegó la entrada.
La entrada la describiría como un omelette relleno de verduras, decorado con salsa.
-No, este plato tiene gluten –le dije inmediatamente al mozo
-Este es el plato especial que se le preparó a usted –me dijo el mozo
-Pero tiene harina (por el omelette y la salsa) –le respondí- quiero hablar con el cocinero, para tener la certeza.
Inmediatamente me paré de la mesa y seguí al mozo.
Llegando a la cocina, ante mi sorpresa, mi amigo Mario me dio el alcance con el rostro visiblemente preocupado.
-Carmen, ¿pasó algo? –me preguntó- Rosita vió que te levantaste de la mesa y fuiste detrás del mozo.
-No te preocupes, es tu boda, disfruta. Estoy conversando un tema con el mozo –le dije
-Pero ¿qué paso? –me insistió
-El plato que me sirvieron tiene gluten –le respondí.
Mi amigo puso una cara muy contrariada y se dirigió inmediatamente a hablar con la organizadora de eventos, a hablar con el mozo y se metió en la cocina.
¡Que mal me sentí! pero no porque yo no iba a comer nada, sino porque era la recepción de la boda de mi mejor amigo, su mejor momento junto a su esposa, y yo… y yo pues queriendo hablar con el cocinero para explicarle como debería ser un plato libre de gluten y estaba interrumpiendo.
Salió mi amigo y me dijo: “El Cocinero pensó que era un plato para un vegetariano”.
Vaya sorpresa, ¿pensó que una persona celiaca es igual a una persona vegetariana?
Nooooo, pues no lo es, justamente eso quería explicarle al cocinero pero estaba muy ocupado para atenderme.
El celiaco no debe comer nada de trigo, avena, cebada y centeno; porque si lo hace, se enferma. El celiaco puede comer carne. Ser celiaco no es una opción.
El ser vegetariano es una opción, un estilo de vida. Su dieta se basa principalmente en no comer nada de carne. Los vegetarianos pueden comer trigo, avena, cebada y centeno (a no ser que sea celiaco) sin que su salud se vea afectada.
-No te preocupes –le dije a mi amigo- de todas maneras gracias, disfruta tu boda.
Regresé a mi mesa, y me esperaban los invitados y mi esposo César a ver qué había pasado. Hice un resumen de lo que me pasó y me resigné a no cenar nada, no importa, valió la buena intención de Mario y su esposa Rosita.
Al cabo de unos 15 minutos, apareció el mozo acompañado de mi amigo y ante mi sorpresa, colocó el plato principal de la cena frente a mí.
Plato principal: pescado a la plancha, con verduras sancochadas.
-Es conforme, Carmencita –me preguntó mi amigo.
-Conforme –le respondí, visiblemente emocionada.
A ninguno de los invitados habían servido el plato principal, yo fui la primera. Los invitados de la mesa quedaron sorprendidos en especial mi esposo. Y tuve el gusto de comer todo el plato, que lo disfrute y me cayó muy bien. Cada vez que me acuerdo de ese momento, pues no puedo evitar emocionarme, pensando en que tanto mi amigo como su esposa Rosita hicieron por mí. Solamente me queda decir GRACIAS.