viernes, 16 de noviembre de 2018

A comer fruta para combatir la ansiedad


Como varios de ustedes sabrán, he iniciado un nuevo negocio, la venta de helados fritos sin gluten. Mi esposo y yo tuvimos la idea de arrancar con el negocio, y nos pareció genial.
A partir de que empezó el negocio, reconozco que descuidé mi alimentación, es decir, me saltaba las comidas, porque estaba realmente muy ocupada.

Recuerdo que uno de esos eventos a los que asistí con mis helados fue a una feria gastronómica, justamente se llevaba a cabo durante 1 semana y coincidía con las fiestas patrias peruanas. Estaba muy entusiasmada.

Sin embargo, algo que no tomé en cuenta es que era una feria gastronómica, en donde iba a haber muchas cosas deliciosas y por supuesto el gluten estaría presente a excepción de mi puesto de helados.

No pensé que sufriría, pero sí la sufrí. Llegó un momento, en que estaba tan ocupada en mi puesto de helados, era la hora de almuerzo y me dolía el estómago del hambre y me llegaba a mis fosas nasales el olor de la comida!!! Reconozco que me puse a llorar, y los trabajadores que me apoyaban no entendían que pasaba.

-Señora, que le pasa, tranquilícese, estamos vendiendo –me decían.
-¿Es que no entienden que me quiero comer la feria entera? Sólo tengo mi tapper de comida sin gluten en un lado, no tengo donde calentarla y me la tengo que comer helada –les respondí un tanto histérica.
-¿Qué puede tomar usted?, cálmese señora –me dijeron.
Uno de ellos corrió a comprarme una chicha morada, que la verdad, había averiguado que era apta, pues lo hacían de la misma coronta de maíz morado y a vista de todos. Ya con eso me tranquilicé, y procedí a almorzar mi comida helada, aunque sea mi comida era apta.
Pasado ese episodio, estuve en otra feria, que no era gastronómica, así que estuve más tranquila.
Me encontré con Mili, una gran persona, celiaca como yo y seguidora de Mamá Celiaca también. Entre la conversación que tuvimos, le comenté lo que me había pasado en la feria gastronómica, un poco las preocupaciones que tenía con mis hijos y el nuevo proyecto de los helados y me aconsejó.
-¿Por qué no llevaste fruta ese día del evento? –me dijo- te hubiera servido para calmar la ansiedad.
-Es que la verdad, estaba muy ocupada que con la justas lleve el almuerzo –le dije.
-Mira, siempre lleva fruta, ayuda, eso mismo hago yo, no te estreses –me respondió Mili.
-Uhmmm seguiré tu consejo –le respondí.
-Tú estás joven, no tienes porque tener ataques de ansiedad, relájate ¿o quieres tener fibromialgia? –me dijo.
A partir de ahí, pensé más en mí y me preocupé en comer fruta mas seguido.

Tomando en cuenta lo que Mili me dijo, en la primera reunión de padres de familia que hubo en el colegio de mis hijos, llevé fruta para comerla en el coffee break. Así que mientras veía el coffee break y a todos los padres de familia disfrutaban del café, jugos, infusiones, empanadas, triples y los demás bocaditos con gluten; me  ubiqué a una distancia moderada a comer mi fruta y la verdad la pasé muy bien, comiendo mi fruta despacio y disfrutando cada mordida que le daba, estaba muy rica y la verdad me sentí bien conmigo misma.

Con mucho cariño dedico este post a Mili, gracias por tus consejos.


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