lunes, 3 de agosto de 2020
La Cuarentena de Mamacé
Era octubre de 2019 y mi esposo me dijo que sería buena idea tener un viaje familiar (no salíamos de viaje desde que salí embarazada). César pensó que sería buena idea ir al Decameron de Punta Sal, nuestros hijos se divertirían mucho y pasarían tiempo cerca de la playa.
A mí no me gusta la playa, mas por el hecho que me caiga sol, me venga la migraña y me salga herpes… asi de especial soy, pero acepté por mi esposo y mis hijos. Sólo había cupo en Marzo, el 8 de Marzo por tres días (únicas fechas disponibles).
En mi mente pensaba que hubiera sido mejor, viajar en Enero o Febrero pero no había cupo asi que acepté.
Pasaron los meses, llegó Navidad, Año Nuevo y veía por televisión como en la provincia de China (Wuhan) aparecía un nuevo virus “el coronavirus”. Lo veía tan lejano, imposible que llegara aquí, al Perú, a mi país, en mi mente no saldría de China.
Llegó el 2020, y reconozco que cuando el reloj marcó las 12 anunciando la llegada del 2020, tuve un sobresalto, cosa que no me gustó.
- ¿Qué pasará este año? – pensé- tal vez traiga una “sorpresa”.
E inició el año 2020, con muchos nuevos retos, objetivos en lo personal y familiar, con mucha expectativa y propósitos como lo publiqué en mi ultimo post del 28 de Febrero. A medida que pasaban los días, veía por televisión que el coronavirus se extendía a otros países, lo que era ya preocupante. El virus que veía tan lejos, ya lo veía cerca y ya con miedo. Llegó Marzo y apareció el primer caso en Perú. Me entró la duda si viajar o no con la familia, a ese viaje de paseo programado desde el 2019, así que decidimos viajar.
En el aeropuerto tuvimos todos los cuidados posible y nos mantuvimos lejos de la zona de entrada internacional. Mis hijos son pequeños y les advertí de los peligros del coronavirus y hay que mantener las manos limpias (estaba siempre con el alcohol en gel en mano y con mucho cuidado).
En esos tres días, mis hijos y mi esposo se divirtieron como nunca, se metieron a la piscina, playa, jugaron mucho, subieron a la cuatrimoto, al mototaxi. Yo siempre con mis medicinas en la mano, mi sombrero y mi crema especial para evitar la quemazón. Reconozco que disfrute de la alegría de mi esposo y mis hijos, yo estaba preocupada por el avance del coronavirus y porque lamentablemente en el Decameron no entendían nada de lo que era comida sin gluten. En verdad lo único sin gluten que había era la gelatina Universal, que era certificada, sin gluten. Tuve un percance con el personal de la cocina del Decameron, sabían que la dieta de celiaco, era sin harinas … pero no sabían cuales, jajajaja, también pesaban que no debía tener sal. Al final, se molestaron conmigo por pedir una comida sin gluten todos los días y mencionarles que tuvieran cuidado al prepararlas. Menos mal, había llevado mis propios snacks aptos y con eso me alimentaba. Igual dejé mi nota en el libro de reclamaciones y me fuí descontenta del lugar, pero estaba feliz que mi esposo y mis hijos la pasaron bien.
César decidió llevarme a un sitio de garantía en donde vendían productos y snacks sin gluten y terminé en DeliStop, la dueña es Rita y me recibió muy bien. Me sentí en casa, finalmente pude comer bien y sin problemas.
Llegó el 10 de Marzo y la situación se puso critica, era momento de regresar a Lima y algo en mí decía que debía regresar a casa de inmediato. Los controles del aeropuerto los ví mas estrictos y la gente asustada.
Llegamos a casa, todos felices y ya mas tranquilos.
- Ahora, todo volverá a la normalidad - pensé (que pensamiento tan inocente tuve)
Mis hijos regresaron al nido y al colegio respectivamente, mi esposo volvió a su trabajo y yo me puse a hacer mis dulces y tortas sin gluten como siempre. Todo bien.
De pronto, me empezaron a llegar mensajes comunicándome que el presidente en cualquier momento iba declarar la cuarentena en el país y me aconsejaban que me aconsejaban que me abasteciera de productos de primera necesidad.
Salí el sábado 14 de Marzo al supermercado y parecía día de descuento de papel higiénico “la gente se llevaba como loca todo el papel higiénico que encontraba”. Todavía recuerdo ver los estantes de papel higiénico vacíos, y la gente levándose cuanto producto de primera necesidad encontraba, por suerte agarré el único paquete de papel higiénico de 24 rollos que encontré. Yo sólo llevé un poco, la verdad no pensé que la situación se tornaría tan critica… hasta que el domingo 15 de marzo de 2020, el presidente mandó un mensaje a la nación que hizo temblar a todos. La cuarentena oficialmente iniciaba el lunes 16 de marzo de 2020. Ese mismo domingo, salimos mi esposo y yo a abastecernos con algo mas entre ellos Cloro, desinfectantes, menestras, arroz, verduras, es lo que más recuerdo.
Conclusión: Llegamos de nuestro viaje con las justas, porque sino nos hubiéramos quedado en el Decameron a pasar la cuarentena y eso definitivamente no hubiera sido nada bueno para mí.
Inicio de la cuarentena (lunes 16 de Marzo de 2020)
Debo reconocer que el inicio fue estresante temía por mi familia, estuve al tanto de cada mensaje a la nación que daba el presidente. Al menos durante las primeras semanas, estábamos abastecidos pero ¿Qué pasaría después? Nadie lo sabía.
No extrañé la calle, siempre fui hogareña, en eso debo agradecerles a mis padres que como siempre trabajaban, me dejaban en casa al cuidado de mi abuela y me divertía con mis propios juguetes. Mi hijo mayor me dijo que se sentía feliz en casa, aunque quería que sus amigos vinieran a visitarlo . A mi hijo menor extrañaba el parque pero ideó nuevas travesuras en casa.
Tomamos decisiones difíciles, como cambiar de colegio y de nido a mis hijos, fue una decisión de la que no nos arrepentimos. Ahora ellos se han acostumbrado a su educación virtual, y se les ve felices de tener nuevos amiguitos.
La que todavía no se acostumbra mucho soy yo, que mi paciencia debe incrementarse para enseñarles a mis hijos en cada clase (debo reconocer que me volví experta tomando fotos de las tareas de mis hijos) y puedan avanzar en su tarea sin presionarlos.
Mi esposo trabaja en casa, y bueno, el trabajo ha disminuido y a todos nos ha afectado.
Yo dejé de hacer postres sin gluten para la venta, quería estar mas atenta a mis hijos y tenía miedo de salir a la calle. Seguí con mi dieta sin gluten al pie de la letra, como siempre pero hacia dulces sin gluten para mi esposo y mis hijos que resultaron ser clientes exigentes.
Por recomendación médica solicite inyecciones de vitamina C, la piel la tenía muy dañaba y ahora que había que lavarse más y desinfectar mucho más, estaba agrietada y con heridas, me ayudó bastante.
Reconozco que las medidas dictadas por el presidente, en el aspecto económico, en cierta medida, nos ayudaron a sobrellevar la cuarentena.
Casi todos los días conversaba con mis padres, y aunque me extrañaban mucho y yo a ellos, sabía que mantener la distancia era lo mejor.
Mi amiga Lizbeth de “Una Vida Gluten Free” me ayudó mucho con sus conversaciones por whatsapp, relajantes en estos momentos y se convirtió en mi mejor amiga.
Aprendí cantar todos los días el himno nacional a las 8 de la noche por los médicos, enfermeras, policías en el balcón de mi casa y a agradecer lo mucho que hacen por los enfermos, aunque cuando llegó el invierno dejé de hacerlo.
Celebré el cumpleaños de mi esposo y mis hijos en casa, a pesar que no habian invitados, mis hijos se sintieron bastante contentos con el agasajo por sus cumpleaños.
Se acercaba el Día del Celiaco, 5 de Mayo, y había que celebrar que me encontraba de buena salud y se me ocurrió algo interesante... pero lo contaré en mi próximo post.
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